El encargo nos llegó a partir de un cliente sensible a la sostenibilidad en el año de la prohibición del uso de la bombilla .
Aparentemente difícil de encajar los dos puntos de partida, tomamos el riesgo de una forma coherente.
Después de reflexionar sobre la vertiente ECO de una bombilla en un acto como éste , llegamos a la conclusión que la manera clara sería reducir el consumo usual de electricidad en la iluminación de un acto de esta índole limitando su uso a una unidad por mesa sin por ello perjudicar la calidad de la iluminación.
Un aperitivo sencillo en horario diurno era una resolución que ya nos permitía reducir el uso de electricidad.
El estricto orden militarizado de cada luminaria nos aumentaba el efecto de austeridad pretendida.
Por último en los pies de las mesas , una instalación de leds con tecnología RGV, nos ayudaba con diferentes cambios de color a señalizar los tiempos durante toda la cena.